08. La inefabilidad de la memoria
Reseña de Tokio blues (Norwegian Wood) de Haruki Murakami
Título: Tokio blues (Norwegian Wood)
Autor: Haruki Murakami
Traductora: Lourdes Porta Fuentes
Traductora: Lourdes Porta Fuentes
Editorial: Tusquets
Precio: 9'95
Enlaces de compra: Amazon«Yo entonces tenía treinta y siete años y me encontraba a bordo de un Boeing 747. El gigantesco avión había iniciado el descenso atravesando unos espesos nubarrones y ahora se disponía a aterrizar en el aeropuerto de Hamburgo».
Sinopsis: Mientras aterriza en un aeropuerto europeo, Toru Watanabe escucha una vieja canción de los Beatles que le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de los años sesenta. Recuerda entonces con melancolía a la misteriosa Naoko, la novia de su mejor amigo de la adolescencia. El suicidio de este les distanció durante un año, hasta que se reencontraron e iniciarion una relación íntima. Sin embargo, la aparición de otra mujer en su vida lleva a Toru a experimentar el deslumbramiento y el desengaño allí donde todo debería cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte.
Tokio blues (Norwegian Wood) es una novela romántica publicada en 1987 que convirtió a Haruki Murakami en un ídolo de masas en Japón. Esta fascinación se trasladaría al mundo entero. Es uno de esos autores al que odias o al que amas. Tiene tantos detractores como amantes. En esta reseña, intentaremos apuntar cuáles son los puntos más fuertes (y los que menos) de esta novela romántica, subgénero frecuentemente despreciado.
He titulado esta reseña como «La inefabilidad de la memoria» de forma paradójica. La inefabilidad es la cualidad de aquello que no se puede describir con palabras. Sin embargo, Murakami consigue la tarea titánica de describir la inefable memoria. Además de esta tarea titánica, la novela es una historia tanto de amor como de pérdida. Cuenta ese paso de la adolescencia de la adultez, simbolizado en el paso del instituto a la universidad. Así, cuando la primera persona protagonista, Toru Watanabe, rememora su pasado como adulto, recuerda qué es lo que le marcó realmente de aquellos años.
Esta novela divide sus 381 páginas en 11 capítulos sin título, en general, bastante extensos. Sin embargo, esto no entorpece la lectura. ¿Por qué? Porque lo importante no es su trama en sí, sino cómo te la cuenta el autor en la primera persona de Watanabe, nuestro protagonista. La trama básica es simple: chico conoce a chica. Sin embargo, todo lo que envuelve a los personajes es lo que le da ese halo de misterio tan seductor que hace que no puedas soltarlo hasta no terminar de leerlo.
El argumento que utilizan los detractores es la ingente cantidad de sexo que aparece en la obra. Sin embargo, es dificilísimo introducir tanto sexo en una obra sin que resulte soez o vulgar. Aun así, a pesar de este argumento negativo para algunos, hay un consenso general cuando se arguye que esta es una novela de personajes. Quizás sí que resulte algo exagerada la diversidad de parejas sexuales de nuestro protagonista, pero en ningún caso se reduce a ninguno de los personajes femeninos con los que tiene sexo Watanabe a simples objetos sexuales. Son personajes muy bien construidos, tan desarrollados como el propio protagonista y narrador de la obra.
En cuanto a los personajes que pueblan el universo de Tokio blues (Norwegian Wood), mis favoritos son Naoko y Midori. Ambas chicas son las que llevan el peso de la trama en todo momento. Por una parte, Naoko es el personaje que simboliza mejor la pérdida en la obra; era la novia del mejor amigo de Watanabe, Kizuki, hasta su suicidio y, además, no es el primero que vivía en su entorno cercano. Por otra parte, Midori es el personaje que simboliza la vitalidad de la vida. Es una compañera de clase de Watanabe bastante extrovertida, a momentos, cometiendo locuras. Entre ambas, se encuentra nuestro narrador. Se podría decir que se encuentran en un triángulo amoroso, aunque no es uno al uso.
Cuando había oído hablar de Tokio blues (Norwegian Wood), siempre me había llamado que fuera una novela romántica, subgénero que no suelo leer, y, a su vez, una novela 'coming-of-age'. La última que había leído de este subgénero era El guardián entre el centeno de Salinger. Pensaba que no me iba a gustar tanto, pero estaba equivocado. Lo más especial de esta novela para mí es su tono melancólico, desgarrador. Es un canto a la vida que describe la sensación de pérdida con un punto de incertidumbre.
Nota: 90/100
Para concluir, esta novela romántica es una lectura apta tanto para adolescentes, como novela juvenil que es, como para adultos. Es una novela de la experiencia vital que nos hará reflexionar. De hecho, hace que te sientas identificado con personajes que vivían en el Tokio de los años 70 por el carácter humano que nos une a todos. No es algo especialmente fácil de hacer. Toru Watanabe no es un protagonista perfecto, pero sus acciones siempre están justificadas en la mezcla entre el eros y el tánatos, el amor y la muerte; son los dos elementos que marcan toda su (nuestra) vida.